sábado, 30 de agosto de 2008

Estudio del universo bajo tierra


Un proyecto pionero en España a punto de comenzar en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc (Huesca), con unos 40 físicos implicados, y que durará inicialmente cinco años, estudiará bajo tierra el origen del Universo y su composición, con un nuevo detector basado en el gas noble Xenón. La peculiaridad de este laboratorio, ubicado a casi 2.500 metros de profundidad que se construyó aprovechando el desarrollo del túnel de carretera de Somport, lo hace ideal para este tipo de experimentos, debido a su blindaje natural de roca que protege del ruido de fondo, inducido por rayos cósmicos procedentes del espacio exterior y los procesos radioactivos naturales. Con este proyecto se intentará detectar la materia oscura (que representa alrededor del 25 por ciento de la densidad de energía del Universo), y asimismo descifrar "por qué, a lo largo del tiempo, ha sobrevivido en el Cosmos más materia que antimateria cuando se cree que inicialmente las condiciones de ésta y aquélla eran simétricas". Así lo ha explicado María Concepción González García, actualmente profesora ICREA en la Universidad de Barcelona y coordinadora del proyecto CUP (de las siglas inglesas Canfranc Underground Physics), que se desarrollará en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC), una instalación singular del Ministerio de Ciencia e Innovación (MICINN). La dirección del experimento más importante del proyecto CUP, llamado NEXT (Neutrino Xenon TPC), correrá a cargo del profesor de investigación del CSIC, Juan José Gómez Cadenas, del Instituto de Física Corpuscular (IFIC), un centro mixto del CSIC y la Universidad de Valencia. Esta iniciativa pionera en España por los novedosos detectores que incluirá en sus experimentos, se enmarca dentro del programa del Gobierno CONSOLIDER-INGENIO 2010 para promoción de la investigación, y está previsto que reciba una aportación por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación de cinco millones de euros. Entre los colaboradores científicos que participan en los trabajos destaca la Universidad de Zaragoza, cuyo grupo, pionero en este tipo de ciencia desde hace más de dos décadas, fue creado por el recién fallecido profesor Ángel Morales, principal artífice del proyecto que concluyó en el nuevo LSC. Bajo el macizo de El Tobazo (Huesca), en el interior del túnel carretero del Somport y del ferroviario de Canfranc, en donde se encuentra este laboratorio subterráneo, se estudiarán procesos tan sorprendentes como el de la desintegración doble beta sin neutrinos. Con dicho proceso se intenta comprobar "si los neutrinos son su propia antipartícula", un interrogante cuya respuesta puede ser de relevancia para explicar por qué el Universo actual se compone de materia y no de antimateria. Asimismo, según la investigadora coordinadora del proyecto, se pretenden desvelar misterios relacionados con la materia oscura, de la que se conoce únicamente su existencia debido a "sus efectos gravitatorios a grandes escalas", ya que "no interactúa con la radiación, y no se puede ver, como por ejemplo, ocurre con las estrellas". Por ello, "para verificar la existencia de la materia oscura, como predicen los modelos, habría que ser capaces de detectar directamente una interacción de este tipo de partículas con un detector", como se intentará hacer en el Laboratorio de Canfranc. En este proyecto participan, aparte de los organismos citados anteriormente, el CIEMAT, la Universidad de Granada, la Universidad Autónoma de Madrid, el Instituto de Física de Altas Energías (IFAE) de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Santiago de Compostela y las Universidades Politécnicas de Valencia y Gerona. También forman parte del mismo destacados físicos extranjeros, como el profesor David Nygren, de la Universidad estadounidense de Berkeley, considerado el "padre" de este tipo de técnicas, y los reconocidos investigadores del laboratorio francés de SACLAY Ioannis Iomataris y Esther Ferrer; asimismo, está involucrado en el proyecto el actual director del LSC, el profesor Sandro Bettini.

lunes, 18 de agosto de 2008

Telescopio Canarias

El Gran Telescopio Canarias, situado en el Observatorio del Roque de los Muchachos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) es el mayor espejo segmentado construido hasta la fecha para un telescopio de su tipo.

Acaba de recibir el último de los segmentos hexagonales de los 36 que lo forman, y se ha convertido así en el mayor espejo segmentado construido hasta la fecha para un telescopio óptico-infrarrojo. El segmento colocado, que recibe el particular nombre de “Sanguino”, un tipo de árbol autóctono de Canarias, marca el inicio de un nuevo periodo de optimización del GTC que culminará en la utilización del telescopio por la comunidad astronómica.Con unas dimensiones de 11,3 m de diámetro y 16,9 toneladas. Los espejos están compuestos por un material especial llamado Zerodur, un tipo de vitrocerámica fabricado por la empresa alemana Schott, que casi no sufre alteraciones con los cambios de temperatura y, por lo tanto, evita que las imágenes se deformen. El proceso de pulido fue llevado a cabo por la empresa francesa Sagem con un límite de error superficial de 15 nanómetros (millonésima de milímetro), es decir, un tamaño 3.000 veces más fino que un cabello humano.Estos 36 espejos hexagonales se coordinan para mantener esta precisión en el telescopio gracias a una red de mecanismos y sensores fabricados por empresas españolas. Este conjunto de cualidades, además de un sistema de control en tiempo real gobernado por diversos ordenadores, confiere al telescopio un poder de visión insólito equivalente a 4 millones de pupilas humanas. Es el primer proyecto de esta envergadura liderado por España y ubicado en su territorio. Su construcción se está llevando a cabo por la empresa pública Grantecan, creada con el fin de ganar eficacia en los trámites y realización del proyecto del telescopio.